Está de moda criticar a los sindicatos y poner en tela de juicio todos sus actos y acciones. Son los culpables de todos los males del mundo.
Un movimiento insolidario recorre con fuerza el tiempo que vivimos. Las personas que son incapaces de no hacer nada por los demás, los que no se comprometen, los que no luchan, los que piensan que todo está ganado de antemano, los que intentan desprestigiar cualquier acción para combatir al poder omnímodo que arrasa los derechos de los trabajadores, son los que más despotrican contra los movimientos obreros organizados. Si no defienden sus intereses particulares y egoístas, lanzan soflamas y anatemas contra las organizaciones sindicales.
Yo, que estuve un tiempo liberado en la UGT, sé lo que se cuece en la cocina: he visto a mis compañeros y compañeras empeñar horas y horas de trabajo, dejarse la piel en las negociaciones, defender a afiliados y no afiliados contra decisiones de la Administración que iban en contra de sus derechos. No vale pedir de todo sin hacer absolutamente nada por los demás: hay que estar ahí, al pie del cañón, día a día, escuchando a los docentes sea cual sea su situación.
Claro que no conseguimos todo lo que nos gustaría. ¡Ojalá tuviéramos una varita mágica para hacer realidad unas condiciones laborales extraordinarias para los docentes!
En la UGT de Ceuta hay un equipo magnífico de maestros, maestras, profesores y profesoras que creen en la causa. Su entrega absoluta y su denodado esfuerzo por los docentes es comprobado por todos aquellos que visitan la sede o que demandan cualquier ayuda.
Intentamos hacer una piña para ser cada vez más fuertes y mejores. Nuestras decisiones son democráticas, discutidas y consensuadas. Estamos en todos los foros. Ganar las últimas elecciones supuso una inyección de moral y una catapulta para seguir adelante.
Todo lo que conseguimos es para todos. No podemos encerrarnos y obcecarnos en defender intereses particulares que atenten contra el colectivo. Somos un sindicato de todos y cada uno de los trabajadores y trabajadoras de la enseñanza: eso nos cuesta las críticas de colectivos que no miran con la perspectiva de la totalidad. No podemos caer en esa tentación: por eso, estamos más allá de las críticas injustas que atacan planteamientos beneficiosos para el conjunto de los trabajadores.
Aquí seguimos: nuestras señas de identidad son el inquebrantable compromiso con la mejora de la educación en cualquiera de sus ámbitos. Abanderamos nuestras siglas desde el convencimiento más absoluto en lo que consideramos justo.Todos y todas vamos en el mismo barco, y remar es una tarea colectiva.
Carlos Antón Torregrosa
Profesor de Filosofía en el IES Luis de Camoens de Ceuta